Un cuento Europeo

Publicado en por Aldea Global

Juan Antonio Votante Medio López entró a la botica y pidió un comprimido contra el euroescepticismo. Es usted el primero que lo pide, dijo la boticaria. La gente está tan apática que aún sabiendo la dolencia que tienen no vienen a por los comprimidos. Ya, dijo Votante Medio López, pero es que tampoco estoy muy seguro de que funcione. Sí, sí funciona, replicó la farmacéutica, lleva Feder 500 y Euroinversión Complex y también Solidaridad Alemana en grano y hasta un principio activo contra el desagradecimiento hacia la mayor operación de solidaridad de la historia. Ah, dijo Votante, pues sí que lleva cosas. Y, ¿debo tomarlo antes de las comidas?, preguntó. Cuando quiera, pero preferentemente antes de ver los informativos. Votante Medio López se llevó una caja de comprimidos y se tomó dos de golpe aún a sabiendas de que la contraindicación del medicamento era la ´euro euforia´, una reacción alérgica trufada de brotes epilépticos raramente descrita en la literatura médica pero de la que se habían detectado brotes en España en los ochenta.

Llegó a casa y se sentó en su sillón favorito, cogió el portátil y tecleo en Google ´Adenauer´, comenzó a sentir ganas de subir a la torre Eiffel, de ver la puerta de Brandemburgo y de pasear por la plaza de la ciudad vieja de Praga. Se acordó de Deng Xiao Ping cuando se refería a Europa en conversación con Felipe González: "No sé como ustedes, siendo tan pocos no se ponen de acuerdo"; sintió un ligero bienestar y notó cómo esas pequeñas ronchas del brazo izquierdo, un brote de nacionalismo regional no extirpado a tiempo en su adolescencia, comenzaba a mejorar, la piel parecía sanarle. Decidió tomar otro comprimido. Un impulso le hizo levantarse y rebuscar en la basura las papeletas para votar que le habían enviado por correo. Se acordó de su madre, que siempre le decía, hijo no te metas en política. Encontró papeletas del partido del Enchufismo, del Partido en Pro de la Democratización del Calambur, de la Coalición Sinécdoque Libre y de los Partidarios Dos Veces del Pleonasmo.

Pero no estaban las del partido que él quería. Se rascó la cabeza. Le estaba doliendo un poco la socialdemocracia que le había inyectado un viejo profesor en las aulas de la Complutense. Sabía que tenía que revisársela, que la socialdemocracia caduca fácilmente, que se desvanece, había ido a un seminario con gente muy cualificada, hará ya tres años, leyó libros apologéticos sobre ella, y la creía afianzada pero al parecer volvían los dolores. Blasfemó. Dudó acerca de tomarse o no otro comprimido. Cayó en el sofá rendido. Votante Medio López entró en sueños brumosos de los que el móvil lo sacó. Era ella, María Abstención Pérez, una apetecible chica con la que coqueteaba hacía unos años. López, llévame mañana a la playa, le dijo sugerente.

Jose María de Loma, La Opinión de Malaga.

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Pués Hans Van de Medio Votante se tomó unas pastillitas de esas y votó a la extrema derecha. No es bueno tomarlas sin supervisión médica o psiquiátrica
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